Errores al maquillarte que envejecen
¿Piensas que menos es más? No siempre. Si hablamos de maquillaje, menos es menos y más es más. Me explico; si optas por los productos que mejor se adaptan a tu piel y los aplicas correctamente, en la mayoría de los casos, ¡la cantidad no importa si es la adecuada! Y este es uno de los principales errores al maquillarte que envejecen.
Un buen ejemplo de ello son las alfombras rojas de los últimos años. La apuesta en tendencia es una piel perfecta y un look ligero, de aspecto muy natural y jugoso donde lo más destacado —como mucho, y solo en algunos casos— es el labio rojo, todo con independencia de si la piel es madura o no. ¿Dirías que llevan mucho? ¿Poco? Pues. . . depende. Pero lo más importante de todo es que las manos profesionales que hay detrás de esos maquillajes perfectos consiguen el efecto deseado ¡y a la mayoría nos encanta!
Como bien sabrás, con el paso del tiempo, tanto el aspecto como las necesidades de nuestra piel van cambiando. Ello requiere que nosotros también vayamos modificando tanto rutinas diarias de cuidados, como sistemas de aplicación de maquillaje y, por supuesto, productos.
Darle una vuelta incluso a nuestro colorido de cabecera en nuestro maquillaje del día a día nos ayudará a analizar si éste sigue siendo nuestro gran aliado. O si, por el contrario, se ha convertido en nuestro peor enemigo. Prueba otras gamas, te sorprenderás.
Con respecto a las pieles maduras y el maquillaje, existen teorías de todos los tipos y para todos los gustos. Algunas se basan en que hay que evitar a toda costa cualquier producto que proyecte brillo porque acentúa las líneas de expresión y apuestan por productos mate. Otras que dicen justo lo contrario, argumentando que los productos mate aportan un aspecto más seco y duro a la piel y que hay que aplicar productos que aporten jugosidad y un aspecto luminoso porque rejuvenece.
Mi opinión como profesional es como casi todo en la vida, depende de muchos factores y hay que buscar un equilibrio según la necesidad, el tipo de piel y su aspecto con independencia de su madurez.
Por supuesto, premisa imprescindible: limpieza e hidratación. Mantener una buena rutina diaria es fundamental a cualquier edad.
Pero, ¡cuidado! Aquí puede estar el primer gran error: tanto si utilizamos más hidratación de la necesaria como si no aportamos la elasticidad suficiente nuestra piel, se verá alterada y, como consecuencia, el maquillaje no tendrá un aspecto fresco y joven.
Analiza las necesidades de tu piel en este momento de tu vida. Olvídate de si tu piel tradicionalmente ha sido mixta, seca o grasa porque con el paso del tiempo, las circunstancias medioambientales a las que se haya visto expuesta, tu estilo de vida y un largo etcétera, tu piel puede haber cambiado o puede estar cambiando.
Bebe mucha agua para cuidarla a nivel interno, pero a nivel externo, utiliza la hidratación justa. Para ello mi consejo es que te pongas en manos de un profesional para que te haga un diagnóstico de la piel y te recomiende el tratamiento que mejor se adate a tus necesidades.
Pero, volvamos al maquillaje y partamos de una piel limpia e hidratada en su justa medida. ¿Cuáles son los errores al maquillarnos que más envejecen? Lo primero que diría sin dudarlo: no permitir que tu maquillaje evolucione y seguir anclada en un formato de maquillaje que posiblemente te favorecía mucho en el pasado, pero no en el presente. ¿Por qué? Porque no solo la moda ha cambiado, aunque no te hayas dado cuenta tu párpado seguramente también. Tu rostro probablemente sea más anguloso y necesites hacer menos hincapié en definirlo. Incluso es muy posible que tu piel haya mejorado y necesites una base más ligera. Piénsalo. ¡Seguro que tienes una piel con menos imperfecciones y mejor cuidada que cuando tenías veinte!
A continuación, voy a compartir contigo los errores que más envejecen a la hora de maquillarnos para que tu maquillaje sea tu mejor aliado.
Cuidado con las “cremas con color”
Soy muy fan de este tipo de producto, pero no para todo tipo de pieles.
Observa cómo ves tu piel tras un par de horas de aplicación. Lo ideal es que ni tengas demasiados brillos ni se aprecie más pigmento en las zonas más secas. Observa también si el tono se ha intensificado o se mantiene uniforme. Pero, sobre todo, presta atención si tienes líneas de expresión, porque a menudo se produce una acumulación de producto en las zonas de pliegue nada favorecedor.
Una buena alternativa si buscas un acabado sutil es aplicar una base ligera o incluso mezclarla con tu hidratante de día si los principios activos lo permiten.
No te pases de cobertura
Es un error muy común, sobre todo en personas que han tenido o tienen una piel acneica o presentan discromías importantes.
Hoy en día la mayoría de las bases son modulables, lo que nos va a permitir jugar con la cobertura según la necesidad. Utiliza la menor cobertura posible y refuerza “a toquecitos” aquellas discromías que sigan siendo visibles tras la primera aplicación. Lo mejor es hacerlo con un pincel plano si la zona es pequeña o con esponjita si es más extensa, sin incidir demasiado en la misma zona para depositar producto sin arrastrar.
Recuerda que siempre es más rejuvenecedor que una manchita o cualquier tipo de discromía se transparente un poco que llevar ese efecto máscara que nos suma años.
Elige correctamente el color de tu base
El tono de tu base de maquillaje ha de ser igual al color de tu piel. Grábate esto a fuego. Muchas veces asociamos un efecto buena cara al uso de una base más oscura para mitigar la piel pálida, sobre todo en invierno. Y no hay nada que endurezca más.
Si eres de las que tradicionalmente usan una base dos tonos por encima porque buscas “tener un poco de color”, no sufras. Siempre podrás matizar sutilmente y de forma estratégica con unos polvos de sol ligeros y mates consiguiendo ese aspecto saludable. Pero de forma que el resultado tenga un look joven y armonioso.
Revisa cómo te estás aplicando el contorno
Como te comentaba, con el paso de los años el rostro se vuelve más anguloso y no es necesario marcar tanto los pómulos y determinadas zonas, porque, de lo contrario, el resultado sería un endurecimiento de las facciones y un aspecto más envejecido y cansado. Opta como alternativa por un colorete aplicado estratégicamente que rejuvenece un montón aportando un aspecto muy fresco al maquillaje.
Pero no dejes de lado tus productos de contouring, porque es el momento de prestar atención a tu óvalo facial. Tu maquillaje lucirá más joven si oscureces sutilmente y difuminando muy bien la zona del cuello próxima a la mandíbula para generar un efecto óptico de tensión y definición. ¡Pruébalo!
Eyeliner, ¿sí o no?
Para mí siempre es un sí porque no hay nada que rejuvenezca más.
Como punto de partida, o paso número uno, te diré que apliques una prebase de párpado para unificar el tono, mejorar la fijación y evitar que tu delineado transfiera después.
Ahora bien, mucho cuidado, y no me refiero solo a la destreza para trazar el delineado, que también.
Si el párpado cuenta con exceso de piel es mucho más recomendable no proyectar la línea más allá del final de la pestaña. Como alternativa puedes difuminar sutilmente el final con pincel biselado y sombra o lápiz para que no haya un corte brusco.
Una sombra oscura a ras de pestañas previa a la aplicación de eyeliner te ayudará a “falsear” el párpado y a potenciar tu delineado de forma elegante.
No obstante, si eres fanática del delineado definido terminado en punta y tienes el párpado encapotado, siempre puedes optar por el eyeliner “punta de flecha” que, aunque requiere cierta destreza, en este caso sería la mejor opción.
Dale importancia a tus cejas y pestañas
Si hay un síntoma inequívoco de juventud son unas cejas y pestañas con densidad. Y es que efectivamente, con los años se van perdiendo pelitos y longitud en las pestañas. Por supuesto, en el caso de las cejas se acentúa si hemos seguido las tendencias de épocas en las que se depilaban de forma exagerada.
Cuida, hidrata y desmaquilla correctamente tus cejas y pestañas. Un truco que mantiene su salud a raya es aplicar junto con tu rutina de noche aceite de castor con un gupillón limpio. ¡Te sorprenderás!
A la hora de maquillarte, utiliza siempre máscara de pestañas direccionando el cepillito hacia la sien. Para abrir la mirada y generar un efecto de más longitud. Si lo ves necesario, repite el proceso, pero cuida mucho el acabado para que no queden grumitos. Una pestaña maquillada, densa y limpia siempre es un plus, aunque apenas vayas maquillada.
Con respecto a la ceja, si fuera necesario, genera más densidad rellenando los posibles huecos con un pincel biselado y producto en polvo del mismo tono o un poco más claro, nunca más oscuro. Evita los trazos densos a lápiz que siempre endurecen.
Utiliza el iluminador a tu favor y no en tu contra
El iluminador o highlighter está de moda y a la mayoría nos encanta, pero hay que ser muy estratega a la hora de depositarlo en el rostro con independencia de si es producto líquido o en polvo.
Recuerda que buscamos puntos de luz evidenciando tersura e hidratación en ubicaciones muy concretas del rostro: lagrimal, supraciliar, zona alta del pómulo, arco de cupido… pero no siempre es necesario. No siempre favorece. Por ejemplo, una piel nutrida donde hayamos utilizado productos con partícula y algún brillo en la sombra, probablemente no necesite aplicación de iluminador.
Recuerda que buscamos un maquillaje rejuvenecedor. Por tanto, no hagamos foco con highlighter en áreas donde hay líneas de expresión. Y, sobre todo, no generemos el desagradable aspecto de “piel sudada” por exceso de producto.